lunes, 30 de agosto de 2010

Desfibriladores aumentan supervivencia por ataque cardíaco




El uso generalizado de desfibriladores externos automáticos (DEA) en Japón duplicó el porcentaje de personas que sobrevivieron a un ataque cardíaco, dijeron investigadores.
Los resultados refuerzan la creciente evidencia de que los dispositivos, que permiten a personas sin entrenamiento proporcionar impulsos eléctricos a un corazón que dejó de funcionar, salvan vidas.
El estudio "debería alentar a otros países y comunidades a que promuevan programas de desfibrilación con acceso a todo el público", dijo el líder del equipo, el doctor Tetsuhisa Kitamura, del Servicio de Salud de la Universidad de Kioto, en la publicación en el New England Journal of Medicine.En julio del 2004, Japón legalizó el uso del DEA para sus 127 millones de habitantes. Durante el estudio, que analizó a 300.000 pacientes con ataques cardíacos entre el 2005 y el 2007, el número de dispositivos disponibles al público subió de 9.906 a 88.265.
Un impulso eléctrico de un desfibrilador puede reiniciar el ritmo cardíaco normal y revertir un ataque. Este tipo de dispositivos son una versión portátil de los grandes equipos que analizan automáticamente los latidos y, si es necesario, dan la orden de emitir un shock.
Los investigadores encontraron que la amplia disponibilidad de DEA ayudó a reducir el tiempo que llevó entregar un impulso a un corazón que se detuvo de 3,7 a 2,2 minutos.
Un mes después de un ataque cardíaco, el 31,6 por ciento de los pacientes sobre los que se había usado un desfibrilador seguían vivos, con sólo una leve discapacidad, en comparación con el 14,4 por ciento que no habían recibido impulsos eléctricos.
Alrededor del 4 por ciento de las víctimas tuvieron la suerte de tener la respuesta de un transeúnte que usó un DEA.
"También hallamos que aumentar la disponibilidad de DEA de acceso público por kilómetro cuadrado en áreas habitadas estuvo fuertemente asociado con el acortamiento del tiempo de administración del primer impulso y con un mayor nivel de supervivencia de los pacientes, que sufrieron una mínima discapacidad neurológica", escribieron los investigadores.
El mejor lugar para colocar los DEA aún es fuente de debate. Los aeropuertos o casinos parecen ser buenos sitios, a diferencia de los hogares, dijeron los investigadores citando otros estudios.
El 25 por ciento de las unidades japonesas se encuentran en escuelas, el 19 por ciento en complejos médicos y de enfermería y el 16 por ciento en lugares de trabajo. Los dispositivos a menudo cuestan entre 1.500 y 2.000 dólares.

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